El Cambio Climático y las Mujeres

Xana Villa García, Licenciada en Ciencias Ambientales, Máster en Ciencias de la Conservación y Analista Ambiental desde hace 20 años, explica algunas consecuencias del cambio climático sobre las mujeres españolas

El cambio climático está causado por el calentamiento global, que a su vez es fruto del incremento alarmante de emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles, del mal uso de la tierra y de los animales, de la producción de cemento y químicos, y de los residuos que se pudren a nuestro alrededor. Todo ello potenciado por un sistema económico basado en niveles de consumo cada vez más elevados, y sustentado sobre el extractivismo de recursos naturales, abocados a su agotamiento.

El cambio climático en España

Aunque hagamos caso omiso, en la península ibérica, sus efectos se manifiestan a través del aumento de las temperaturas, olas de calor más frecuentes, sequías prolongadas, precipitaciones intensas y la subida del nivel del mar, entre otras calamidades. En los últimos años, esto se ha traducido en incendios forestales de gran magnitud, inundaciones y episodios de calor extremo.

Según la Oficina Española de Cambio Climático existen 141 riesgos climáticos que afectan a la salud, la economía y la biodiversidad. Sin embargo, todavía no se dispone de un análisis diferenciado que examine cómo las consecuencias del cambio climático repercuten de manera específica en las mujeres. Más allá de las escasas menciones a la pobreza energética y a la posible mayor vulnerabilidad femenina ante episodios de calor extremo o contaminación ambiental, sigue faltando una mirada verdaderamente de género en la acción climática.

El Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático sí incorpora una perspectiva de género, aunque de forma limitada. Se centra en la recopilación de datos con enfoque de género, que evidencian una mayor percepción del riesgo climático entre las mujeres, y en el impulso de su participación y liderazgo, con cierto énfasis en la formación y el acceso a la información. Pero esto es insuficiente. Las mujeres ya están mejor informadas que los hombres sobre la crisis climática, acentuando la angustia vital, que sentimos y compartimos con las generaciones jóvenes, al reconocer los cambios irreversibles que ya estamos padeciendo.

La pobreza es femenina, y las mujeres en situación de vulnerabilidad son especialmente susceptibles a los efectos del cambio climático. Las mujeres ganan menos, ahorran menos y tienen menos acceso a recursos económicos, lo que las hace más vulnerables ante los desastres climáticos. Asimismo, los hogares encabezados por mujeres son los que más sufren pobreza energética, lo que limita su acceso a un confort térmico adecuado.

El frío es incómodo, pero el calor mata. Durante 2023 murieron más de 8.000 personas en España por efectos del calor, la mayoría mujeres. Un estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona indica que durante la ola de calor del 2023 la mortalidad entre mujeres (212 por cada millón) fue un 55% superior a la de los hombres (135 por millón).

Además, las mujeres asumen una responsabilidad desproporcionada en el cuidado de niñas, niños y personas mayores o enfermas. Las crisis sanitarias relacionadas con el clima aumentan esta carga y las normas sociales o las responsabilidades domésticas pueden restringir su movilidad, dificultando la evacuación durante situaciones de emergencia. Una vez evacuadas, se enfrentan a mayor riesgo de violencia de género y explotación sexual. Tras el huracán Katrina, que devastó Nueva Orleans en 2005, se documentó un incremento de agresiones sexuales, incluso en los centros de acogida habilitados para las víctimas del desastre.

Otros impactos menos visibilizados incluyen la inseguridad alimentaria, derivada de la pérdida de cultivos y recursos naturales, que afecta más a mujeres rurales, al ser ellas quienes suelen encargarse del abastecimiento familiar. Además, los efectos del calor y la contaminación pueden incidir negativamente en la salud reproductiva, incrementando complicaciones durante el embarazo y el parto.

Interseccionalidad y cambio climático

El cambio climático no solo constituye una crisis ambiental, sino también una crisis de desigualdad. Ignorar su dimensión de género perpetúa las vulnerabilidades existentes y obstaculiza una adaptación justa y efectiva. Del mismo modo, se debe considerar la interseccionalidad de las variables de vulnerabilidad, que no sólo afectan al sexo, sino a la clase social, la diversidad funcional, la edad, la raza, la zona del planeta en la que se vive, etc.

Intentar reducir o evitar las consecuencias del cambio climático sin transformar el sistema económico consumista y extractivista está abocado al fracaso. Debemos construir políticas para que el consumo de bienes y energía se haga desde una lógica sostenible y de equidad, donde se integre de forma plena la perspectiva de género en los planes de gobierno climáticos y se garantice una transición hacia un futuro sostenible y humano.

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